Hablar del pueblo saharaui antes de la colonización europea del continente africano, es hacerlo de nomadismo. Entre los siglos XIII y XVI, los habitantes del Sáhara Occidental se movían a través del desierto por rutas más o menos regulares y sin fronteras.
Por lo que respecta a la presencia española en esta área, nos remontamos al s. XV y estaba basada en la protección del archipiélago canario. Hasta mediados del siglo XIX, la tierra saharaui estuvo libre de la ocupación extranjera. En la conferencia de Berlín de 1884 las potencias europeas se reparten África. Las fronteras que delimitan el actual territorio de Sáhara Occidental se definieron en los acuerdos que Francia y España llevaron a cabo entre 1900 y 1912.
En 1934, los notables de las tribus saharauis firman su sometimiento amistoso al estado español, que llama a la zona Sáhara Español y la declaran provincia española en 1958. Incluso disponía con representación propia en las Cortes orgánicas del franquismo.
Un hito importante y que posteriormente será clave en la sucesión de acontecimientos en el Sahara Occidental fue el descubrimiento en 1949, por parte de Manuel Alia Medina, un geólogo español, en el área de Bucraa, los yacimientos de fosfatos más grandes del mundo. El Sahara empezaba a ser rentable económicamente.
La ONU, por su parte, proclama el derecho a la autodeterminación del Pueblo Saharaui en 1965, e insta a España a que agilizar su descolonización. La población saharaui, en 1973, crea el Congreso Constitutivo del Frente por la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, conocido como Frente Polisario.
Años antes, el rey de Marruecos había manifestado su intención de anexionarse los territorios del Sahara occidental, la idea del Gran Imperio soñado por Marruecos. Pero Mauritania, al ver la situación, se apresuró también a pedir parte del territorio del Sahara.
En 1975 Marruecos inició la invasión, conocida como "Marcha verde" (enarbolando banderas marroquis y norteamericanas), y Mauritania atacó por el sur. Parte de la población civil saharaui se vio obligada a huir a la región argelina de Tinduf. Fueron perseguidos durante este peregrinaje, incluso bombardeados con napalm y fosforo blanco.
España había entregado, de manera vergonzosa, el territorio de Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, a través de la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid, sin contar con el Pueblo Saharaui. El 26 de febrero de 1976, los últimos soldados españoles abandonaban el Sahara Occidental.
El Frente Polisario inició acciones de resistencia contra las fuerzas de ocupación y el 27 de febrero de 1976, tras la salida de España, proclama la constitución de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
El 14 de abril, Mauritania y Marruecos firmaban un acuerdo en Rabat por el que se repartían el país: los dos tercios más al norte para Marruecos y el tercio restante para Mauritania. Comenzaba la batalla por recuperar su propia tierra.
En mayo de 1991, Marruecos y el Frente Polisario acuerdan un alto el fuego, que entró en vigor en septiembre, y la celebración de un referéndum, que debía tener lugar en enero de 1992.
Actualmente la situación del territorio es compleja. De acuerdo a las resoluciones de Naciones Unidas, el pueblo saharaui tiene derecho a la realización de una consulta popular para conseguir la independencia, pero como muchas resoluciones de la ONU, no deja de ser una declaración de buenas intenciones.
Por otra parte, Marruecos es contrario al referéndum, y por tanto, durante estos años, sus acciones se han encaminado a, por una parte aumentar la población del territorio con habitantes marroquíes para dejar a los saharauis en minoría, y por otra a torpedear cualquier acuerdo que acelere la realización del citado referéndum.
La actitud de España ha sido desde 1975, de dejadez absoluta como país colonizador. Por ello, la población saharaui, a pesar de su gran cercanía al pueblo español, se siente totalmente olvidada y abandonada por el estado español. Además los últimos estudios han indicado la existencia de ricos yacimientos de petróleo y gas en las costas del Sahara Occidental, lo que convertiría a este territorio en un rico y próspero país. Esta circunstancia aleja aún más la remota posibilidad de que, algún día, el Sahara Occidental alcance su independencia, ya que Marruecos no dejará nunca escapar esta riqueza. De hecho, hoy negocian con unos recursos que no les pertenecen ya que estamos hablando de un territorio con un litigio internacional abierto. España, por el contrario, no sólo posee interese económicos con Marruecos, sino que ha dejado escapar algo imperdonable: su responsabilidad histórica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario